Ecuestres

  • Foto: Mauro Arias
    Un cuidador de caballos pasea a una yegua lesionada cerca de las caballerizas del complejo ecuestre San Andrés, de la Federación Salvadoreña de Ecuestres, en el valle de Zapotitán, kilómetro 26 1/2 de la carretera Panamericana hacia Santa Ana. En este lugar se realiza la mayoría de competencias de este deporte en El Salvador. Se puede entrenar en cuatro escuelas privadas de equitación que hay en el país o, siendo militar, en el Regimiento de Caballería.
  • Foto: Mauro Arias
    El jinete Bernardo López, uno de los mejores en El Salvador, con 30 años de experiencia, saca del establo a Dollmaya. El linaje de esta yegua proviene de Alemania, una potencia mundial en deportes ecuestres, donde hay una tradición de 300 años en el perfeccionamiento de la crianza de caballos de salto y adiestramiento.
  • Foto: Mauro Arias
    Jinetes y sus familiares esperan el inicio de una competencia oficial de salto de la Federación Salvadoreña de Ecuestres. Como cualquier otro deporte, la vida de las familias y atletas gira alrededor de los entrenamientos y competencias que requieren inversión de tiempo. La convivencia va creando un círculo social de personas unidas por una actividad sana
  • Foto: Mauro Arias

    Antes de una competencia de salto, los participantes salen a reconocer la disposición de los 15 obstáculos que se deben saltar en un orden establecido por el diseñador de la ruta. En cada competencia es diferente. Además del salto, en los Olímpicos participan otras dos disciplinas: el adiestramiento, que consiste en una prueba de habilidades y elegancia de jinetes y caballos sin saltar de obstáculos, y la prueba completa, en la que los competidores deben realizar juntas las pruebas de salto, adiestramiento y una carrera a campo traviesa con obstáculos naturales como setos, troncos y lagunas. Las tres disciplinas se practican en El Salvador, pero la de salto es la más atractiva para los jóvenes.

  • Foto: Mauro Arias
    En las competencias de salto no existen divisiones por edad, sino más bien por la altura de los obstáculos que los binomios caballo-jinete logran saltar. En El Salvador pocos saltan los 1.30 metros.  En los Juegos Olímpicos se salta una altura de 1.60 metros con caballos de un valor que fácilmente puede llegar a los 3 millones de dólares. En El Salvador se utilizan caballos de precios que rondan los 40 mil dólares, lo que explica parcialmente por qué el país nunca ha logrado clasificar a los Olímpicos en este deporte.
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    Un jinete principiante observa la competencia desde el tablero de resultados del complejo San Andrés, que está fuera de servicio. El ganador de una competencia de salto es el binomio que hace menor tiempo y con menos faltas. Como faltas se cuentan los derribos de obstáculos, las desobediencias del caballo para saltar, y rebasar el tiempo límite para el recorrido.
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    Los deportes ecuestres son también llamados los deportes de los reyes. Es uno de los deportes más exigentes en experiencia, técnicas y recursos económicos. No en vano la edad promedio de los grandes campeones mundiales y olímpicos ronda los 40 años.
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    Premiación de las ganadoras del VII Campeonato de la Copa de Salto en la categoría Caballo Novicio (obstáculos a 1 metro de altura) en el Complejo Ecuestre San Andrés.
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    Un empleado de la Escuela San Andrés limpia las riendas colgadas al lado de una colección de las condecoraciones, que son las medallas que gana un caballo en competencias. Entre los mejores logros de este deporte están haber llegado a dos Juegos Panamericanos, Río de Janeiro 2007 y Guadalajara 2011. Uno de los mejores exponentes de este deporte es el colombiano-salvadoreño Gonzalo Gamboa, que vive actualmente en Bélgica.
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    Un cuidador acarica a un caballo en las caballerizas de la Escuela San Andrés.
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El deporte ecuestre tiene su origen 5 mil años atrás, cuando los humanos domesticaron por primera vez caballos salvajes en el centro de Asia. El caballo se convirtió en el mejor aliado del hombre durante siglos hasta la era de los automóviles. La equitación en los Juegos Olímpicos recuerda las habilidades que se exigía a jinetes y equinos en la cacería y en la guerra. Reparte 6 medallas de oro y no hace diferencia entre hombres y mujeres. En El Salvador lo practican pocas personas porque exige animales y equipo caro.
Publicada el 28 de Julio de 2012
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