Nombre: Antonio Cárcamo Escobar
Ocupación: abogado
Edad: 36 años
Recuerdo el 31 de diciembre de 1991. Trabajaba como vendedor de temporada navideña para un almacén que tenía varios departamentos. Pero para el anuncio de la firma yo ya estaba en mi casa. Recuerdo que cuando se dio el anuncio de la firma de la paz mi abuela materna, quien veía televisión, hizo un clamor y gritó "¡Dios mío, se hizo tu voluntad, se acabó la hecatombe!". Ese año habíamos perdido a un primo cercano quien era piloto, y luego de las elecciones de marzo de 1991 lo mataron en combate con un misil. El día de la paz estuvo lleno de aplausos, oraciones, llantos, y la ferviente convicción de los mayores que a los jóvenes de esa época nos esperaba un futuro mejor y que las muertes violentas terminarían, que ya, al fin, como decía mi abuela podíamos vivir en libertad y fraternidad. Veinte años después y con mis hijos jóvenes, clamo a Dios como lo hacía mi abuela para que este país por fin este libre de delincuencia, corrupción, y egoísmo, para que el salvadoreño pueda ser grande en su tierra natal que es donde lo necesitamos. La paz no sirve de nada si somos esclavos de otros males mayores como los ya mencionados.