Nombre: Otto Hernández
Ocupación: promotor de alfabetización
Edad: 36 años

En el año 1991, el 31 de diciembre, nos reunimos con todos mis amigos en la colonia, aquí en Soyapango. Como todos los años, esperábamos con ansias la llegada de la medianoche. Tenía 16 años y acababa de entrar a estudiar al Instituto Técnico Industrial. Cuando se llegó el momento de darle los abrazos a las vecinas, se seguía comentando que en Nueva York, Estados Unidos, pasaba algo más y mis papas veían el televisor para dar el grito de fin de año. De repente, apareció la presentadora de un noticiero local, Teleprensa de El Salvador y, entre llantos, dio el anuncio: “La paz se ha firmado”. Muchos no lo creían y yo, como adolescente, que casi me había ido unos días antes reclutado por el Ejército (me les corrí con mi cuñada cuando ya hacia fila para irme al cuartel) solo pensaba en la novia que había tenido ese año y la cual deseaba ver pero que no pude si no hasta el siguiente año. Así inició mi camino en bachillerato, con el evento más esperado por todos en el que al fin se firmaría la paz. Así que empezamos a ir al ITI. Recuerdo que en la entrada unos hombres regalaban pañoletas del FMLN y la mayoría de los estudiantes la tomábamos. El 16 de enero, mi mamá se fue a la celebración y se quedó hasta el amanecer. Yo, como casi siempre, la acompañaba a los eventos así como lo hacemos aun hoy en día, seguimos sin perdernos las celebraciones del FMLN. Un día antes  de la firma de los Acuerdos de Paz mi ex novia apareció en mi casa. Yo le estaba ayudando a mi papá en un trabajo adicional: pintábamos el centro escolar donde él trabajaba. Días después, un amigo (hoy discjockey de una radio popular) me dijo que ella estaba buscándome, así que el 1 de febrero salí de estudiar y me bajé en el centro de Soyapango y me fui a su casa en una colonia cercana. Cuando llegué, se sorprendió mucho. Después de ese día, volvimos a ser novios aunque solo duramos ese año.

Desde los Acuerdos de Paz y la firma y su entrada en vigencia ella fue una persona a la que le tuve mucho aprecio. Sin embargo, a ella, Silvia Janet Hernández, no la he visto desde 1993. Vive en Estados Unidos. Actualmente, soy promotor de alfabetización del ministerio de Educación y tengo un hijo. Mi padre murió hace 10 años y con mi madre seguimos defendiendo el cambio. La paz hay que vivirla y cuidarla.